HISTORIA
BMW rondaba la idea de poner en el mercado un coupe de clase alta que pudiera rivalizar con el Mercedes SL o el Porsche 928 ya desde principios de los años 80. Finalmente, en 1984 se da luz verde al proyecto y comienza el desarrollo del sustituto de la Serie 6 (código E24) que se convertiría en el nuevo buque insignia de la marca, el Serie 8 (código E31). Tras 5 años, y una ingente cantidad de dinero y medios destinados, aparece el producto final, que es presentado al mundo en el Salón de Frankfurt de 1989, donde por cierto es todo un éxito y comienzan a llegar los primeros pedidos en firme. El Serie 8 sorprendió por su llamativo diseño (obra del por entonces jefe de diseño de BMW Klaus Kapitza y con un CX de sólo 0,29) y por su altísimo nivel tecnológico, con “gadgets” que en aquellos años parecían casi de ciencia ficción. No hay duda de que la marca alemana puso todo su saber hacer y experiencia en este vehículo, con la ambiciosa idea de fabricar el que en ese momento fuera el mejor coche del mundo, una mezcla perfecta entre un superdeportivo y una berlina de lujo que crease el GT definitivo.
Ese mismo año comienza la producción en la factoría alemana de Dingolfing, finalizando la misma en 1999 con unas cifras de ventas finales que se quedaron bastante por debajo de las expectativas iniciales. A pesar de su prometedor comienzo, tan sólo se produjeron unas 30.600 unidades aproximadamente (algo más de 2/3 con el motor V12 y casi 1/3 con el V8). Su alto precio de adquisición y de mantenimiento sumado a la crisis mundial de principios de los 90 y a la incapacidad de encontrar su sitio en el mercado terminaron por darle la puntilla y precipitar su final. Hasta el Serie 6 (código E63) que aparece en 2003, BMW no puso en el mercado un sucesor más o menos directo.
Durante su vida comercial el Serie 8 equipó dos tipos de motores, un V8 y un V12. Cuando se produce su lanzamiento tan sólo había la opción de equiparlo con un V12 de 5 litros y 300 CV de potencia. En 1992 aparece el que a la postre sería el tope de gama, el 850 CSi con un V12 de 5,5 litros y 380 CV. Y en 1993 sale a la venta el 840 con el V8 de 4 l. y 286 CV, que sería el modelo de acceso y, contrariamente a lo que suele ser habitual, el menos vendido.
A partir de 1994 los motores sufren algunas modificaciones, aumentando el V12 de cilindrada hasta los 5,4 l. y de potencia hasta los 326 CV, y en 1995 de cilindrada el V8 hasta los 4,4 l. pero manteniendo la misma cifra de potencia (286 CV).
En 1992 BMW construyó 18 unidades de un prototipo, denominado 830 i, que montaba un V8 de 2.997 cc y que rendía 218 CV, aunque todos ellos fueron destruidos y evidentemente nunca se puso a la venta, al considerar BMW que no estaba a la altura exigida para este coupe de altos vuelos.
Otra versión que desgraciadamente nunca se comercializó fue el característico tope de gama deportivo de la marca, el M8. Se cuenta que tan sólo se fabricó una unidad (que BMW guarda celosamente en un almacén junto a otros proyectos fracasados) y que podía haber sido una autentica bestia que hubiera pasado a la historia de los supercoches, ya que al parecer montaba un V12 de 6 litros con una potencia superior a los 500 CV… Otras fuentes afirman que este coche, y especialmente este motor, fue la base sobre la que se desarrolló otro mito: el McLaren F1 (lo único que está demostrado es que muchos de los ingenieros que trabajaron en el BMW lo hicieron después en el McLaren). Lo que también sabemos a ciencia cierta es que, desgraciadamente, los directivos alemanes cancelaron el proyecto ya que opinaban que con la recesión económica reinante en esa época no habría mercado para semejante “aparato”.
Apuntar por último que, aunque no es exactamente lo mismo, se considera al 850 CSi como el “M8 oficioso” ya que fue desarrollado y fabricado por el departamento BMW M, e incluso en la documentación aparece en el número de bastidor la referencia que utiliza la famosa división deportiva de la marca.