El Opel Calibra fue el último representante de la brillante estirpe de coupés deportivos de la marca alemana, que empezó con el Opel GT y continúo con el Manta. Cuando en 1988 Opel deja de fabricar su mítico Manta deciden sustituirlo por un coupé completamente nuevo que es presentado en el Salón de Frankfurt en 1989. Al igual que su predecesor, que derivaba de la berlina Ascona, el Calibra utilizaba la plataforma, motores y algunos elementos más del Vectra.
El Calibra se caracterizaba por su carrocería coupé 2+2 de 4,5 m. de longitud con motor delantero transversal, tracción delantera (aunque algunas versiones podían equipar tracción total) y una oferta de motores gasolina (en aquellos años era inimaginable una opción diesel para un coche deportivo) amplia y competente.
Lo primero que llamó la atención fue el espectacular diseño, obra de Erhard Schnell, que además de bonito y elegante le hacía ser el coche de producción más aerodinámico del mundo (su CX era de 0,26 en el modelo más básico de la gama). Esta cualidad, aparte de darle una enorme notoriedad y ser quizá el elemento más característico del coche, le permitía alcanzar una velocidad máxima excelente en cualquiera de sus motorizaciones acompañado de unos registros de consumo magníficos.
El Calibra estuvo a la venta hasta 1997 y su sucesor fue el Astra Coupé lanzado en el año 2000 que, aunque diseñado por Bertone, nunca tuvo el carisma de nuestro protagonista.