Aunque la palabra Hustler en realidad puede traducirse por "estafador" o "puta" (no se a quién se le ocurrió semejante nombre, humor inglés supongo), este singular nombre de marca se hizo famoso en 1978 al presentar en sociedad el primer kit de montaje, que fue un auténtico éxito de crítica experta en kit-cars, lo cual animó a Towns a montar en serio el negocio.
En 1979 Towns se estableció cerca de Moreton-in-Marsh cerca de Gloucestershire, sede de la marca durante lo que fue su vida comercial, casi 10 años, hasta la muerte de Towns.
Esta marca es básicamente una marca británica de kit-car en todo su concepto, o sea, que si buscáis alguna vez comprar uno, difícilmente lo vais a encontrar en la Europa Continental y mucho menos en América. Y si lo podéis traer a España, más os vale dejarle la matrícula británica porque aquí será difícilmente homologable.
Los más llamativos fueron los modelos de seis ruedas, el Hutsler 6, el Highland y el Harrier, que se construían sobre base de Mini alargada y con doble eje trasero. Aún con todo el chasis no pasaba de unos sorprendentes 3.600mm. En cuanto a la carrocería, su proporción elevada, su lateral acristalado, todo era muy llamativo. Había hasta versiones de ambulancia y taxi.
Las piezas de las carrocerías se vendían desmontadas y con las instrucciones de ensamblaje, pero a veces el mismo Towns y sus amigos ayudaban a terminar el coche si el cliente tenía problemas.
- Hutsler 4, compacto y manejable,
- Hutsler Sprint, una especie de deportivo de seis faros delanteros que parecía un Aston Martin Bulldog
- Hutsler Hellcat, sin puertas, con capota, una especie de buggy para disfrutar de campo y playa.
Había hasta versiones que eran de madera por dentro y por fuera como el que podéis ver a continuación:
A finales de los ochenta el negocio ya no continuó por diversos motivos, entre ellos la enfermedad y posterior muerte de William Towns en 1994. Unas 500 unidades del Hutsler en sus diferentes versiones habían sido comercializadas hasta el momento.
¿Problemas que tiene?: Olvídate de matricularlo, porque será una odisea, y olvídate de pertenecer al club español de propietarios porque no lo hay. Volante a la derecha, por supuesto, y tendrás que saber inglés para pedir cualquier opinión o intercambiar cualquier dato... pero eso sí, en cualquier concentración será el puto amo porque nadie va a tener nada igual.