Afirmar que Colin Chapman ha sido uno de los personajes más relevantes dentro del mundo del automóvil y que el Lotus Seven fue una de sus creaciones más gloriosas creo que no admite mucha discusión. Y aunque actualmente la marca fundada por este genial ingeniero ya no produce este peculiar roadster, por suerte para los aficionados a este tipo de vehículos otra firma inglesa cogió el testigo allá por los años 70 y ha venido produciendo y mejorando el maravilloso Seven hasta nuestro días. Hablamos evidentemente de Caterham Cars, compañía a la que está dedicado este artículo.
Comencemos por el principio. Allá por el año 1957 Lotus lanzó al mercado la Serie 1 del Seven, un roadster muy ligero, sencillo y económico pero con un marcado carácter deportivo. Para muchos entusiastas de los coches este Seven representó una opción irresistible ya que ellos mismos podían mantener, o incluso montar si lo compraban en forma de kit (que suponía un ahorro aproximado del 25 % de impuestos) debido a su sencillez mecánica un vehículo que les permitía divertirse por carreteras secundarias como ningún otro y hasta incluso competir en carreras de aficionados sin hacerle apenas ninguna modificación. Todo esto hizo que este peculiar automóvil fuera todo un éxito y que nuestro protagonista se fuera labrando una imagen y un carisma que aún hoy perdura.
Con el paso del tiempo, Lotus fue sacando versiones que iban mejorando y actualizando al Seven, y así vieron la luz la Serie 2 (más ligero y con una gama de motores más amplia), la Serie 3 (incorporó frenos de disco, cambio con relación cerrada y autoblocante, jaula anti vuelco o el motor Twin Cam 1.6) y la Serie 4 (nuevo chasis y carrocería, cambios en las suspensiones y los motores…). A pesar de todo, Chapman decidió en 1972 retirarlo del mercado ya que desde hacía un tiempo las ventas habían descendido mucho y su producción no era ya rentable (en realidad esta posibilidad ya se había planteado años antes, y el nacimiento de la Serie 4 no fue más que un intento final, sin demasiado éxito por cierto, de prologar la vida del Seven).
Hasta aquí llega la historia del Seven dentro del capítulo Lotus, pero ni mucho menos acaban aquí las cosas...
Llegados a este punto cabe hacer mención a una importante cuestión. El Lotus Seven quizás sea junto con otra leyenda como el AC Cobra uno de los automóviles más copiados, versionados, replicados… o como se quiera llamar de la historia. Tenemos por ejemplo a los Westfield británicos, los Donkervoort holandeses, los VM y los Hauser alemanes, o los españoles Hispano Alemán Mallorca (un viejo conocido del que ya hablamos hace un tiempo en el blog) y Garbí (que equipa ni más ni menos que el motor de la Yamaha R1) por citar sólo unos pocos porque la lista es casi interminable. También hubo casos en los que el propio Colin Chapman concedió licencias oficiales de fabricación, como por ejemplo las 50 unidades que se fabricaron a principios de la década de los 70 en Argentina con motor, cambio y diversos elementos mecánicos más de origen Fiat.
Por tanto, tan sólo los Caterham se pueden considerar como los Seven auténticos y legítimos por lo anteriormente explicado, estando además considerados como los de mayor calidad y los que obviamente más se aproximan al concepto original (también son los más caros todo hay que decirlo…).
En un primer momento, Caterham continuó fabricando el que había sido el último modelo del Seven (Serie 4), pero sus bajas ventas (sólo 38 unidades) debido a su poca aceptación entre los aficionados le llevaron pronto a suspender su producción para centrarse en otra versión que si que contaba con el favor de la clientela, el Serie 3. Así, en 1974 se pone a la venta una versión mejorada del Serie 3 con refuerzos en el chasis para hacerlo más rígido y con una oferta de motores que incluía los Kent 1.3 y 1.6 de los Ford Escort MK1 y MK2 y el Twin Cam de Lotus con algo más de 120 cv. Este Serie 3 revisado sí que ya tuvo un éxito considerable y las ventas fueron incrementándose año tras año, al tiempo que se introducían multitud de mejoras como nuevos motores, caja de cambios de 5 velocidades o ruedas más anchas, pero siempre conservando la misma filosofía y estética del modelo primigenio. Y es que aunque pueda parecer que el Seven que ha llegado hasta nuestros días apenas ha sido evolucionado y es prácticamente el mismo que el de los años 70 lo cierto es que en realidad sí que ha evolucionado, y mucho. A lo largo de todos estos años ha sufrido algunos importantes cambios que han servido para ir poniéndolo al día en diversos aspectos, entre los que podríamos citar a modo de ejemplo la introducción en el año 1985 de la suspensión trasera “De Dion” en sustitución del eje rígido, en el año 1993 de la caja de cambios de 6 velocidades, en 1996 aparece la versión “Superlight” con piezas en fibra de carbono que lo hacen aún más ligero, en el año 2000 el chasis “SV” (más largo y ancho para que las personas más corpulentas puedan acomodarse en el Seven sin problemas), en el año 2005 el chasis “CSR” (más moderno y rígido, incorpora suspensiones independientes en las 4 ruedas, posee mejor aerodinámica, mejora el comportamiento y el confort a bordo…), así como otra infinidad de pequeños detalles como unas puertas más elaboradas, un parabrisas que protege mejor del viento, unos interiores más cuidados, etc, etc. que han ido mejorando de forma continuada a este Seven pero sin hacer que pierda su encanto, estética y filosofía.
Entre esta evolución llevada a cabo con los años no podríamos dejar de mencionar los diferentes propulsores que ha ido equipando este pequeño roadster. Como ya comentamos, en sus comienzos bajo la marca Caterham el Seven empezó montando motores de origen Ford, que se mantuvieron hasta comienzos de la década de los 90 cuando toman el relevo los motores MG Rover y Opel. El británico se utiliza en las versiones base ya que se trata de un 1.4 de 110 cv perteneciente a la Serie K, mientras que el alemán se utiliza en las versiones más deportivas, tratándose en este caso del famoso “tapa roja”, es decir, el 2.0 16 válvulas del Kadett GSI aunque modificado y potenciado por los ingenieros de Caterham (pasa de 150 cv a 175, existiendo incluso una versión turbo con 320 cv). Posteriormente se incorporan a la oferta diferentes motores Rover ya más capaces, como el 1.6 de 120 cv, el 1.8 VVC con unos 170 cv o el 2.0 con más de 200 cv (todos asimismo pertenecientes a la Serie K). Esta oferta de motores de la firma británica duró hasta el año 2005, momento en que inversores chinos se hacen con Rover, volviendo a partir de entonces a montarse los motores Ford (familia “Sigma” y “Duratec” en este caso) y poniendo fin de esta manera a una alianza que había durado 15 años. Esta nueva colaboración con la marca del óvalo se ha mantenido hasta la actualidad, ya que aún hoy en día los Seven salen de fábrica con motores de origen Ford, aunque eso sí, modificados y evolucionados por Caterham.
Conocida ya a groso modo la historia y evolución de este mítico deportivo, a modo de anécdota también podemos comentar brevemente que Caterham da la posibilidad de adquirir cualquier modelo del Seven en forma de kit para que sea el propietario el que se monte su vehículo en casa. Esta atractiva posibilidad para los “manitas” de la mecánica que quieran tener la satisfacción de conducir un automóvil construido por ellos mismos lleva ofertándose desde el nacimiento del Lotus Seven y tiene su origen en la importante reducción de precio que se obtiene en su país de origen por temas de ahorro de impuestos, aunque por cuestiones de normativa europea esta opción, desgraciadamente, no es válida fuera de Inglaterra. Por tanto, si queremos un Seven matriculable y válido para circular por la vía pública éste deberá ser construido imperativamente en la factoría de Caterham.
Asimismo, otra curiosidad digna de reseñar de esta firma es que aparte de su “producto estrella” también fabricaron durante la década de los 90 otro modelo conocido como Caterham 21. Éste era igualmente un roadster biplaza de orientación deportiva que estaba basado en la mecánica del Seven, aunque con una carrocería más convencional para hacerlo más práctico. Los motores que incorporaba eran los conocidos “Serie K” de Rover en las versiones de 1.6 y 1.8 litros de cilindrada, pero lo cierto es que este modelo fue un completo fracaso, ya que aunque las previsiones iniciales eran de unas 200 unidades al año finalmente tan sólo 48 fueron producidos durante los 5 años que duró a la venta. Todo apunta a que los aficionados a este tipo de vehículos lo único que quieren es el Seven original, no sucedáneos ni versiones más modernas que pierden su inconfundible carisma, por lo que este Caterham 21 pasó con más pena que gloria por el mercado y quedó reducido prácticamente a la categoría de anécdota en la historia de la marca.
Si el dinero no es problema y queremos una unidad a estrenar nos podemos dirigir al distribuidor oficial de Caterham en España, que es la empresa situada en Barcelona “Auto Storica”, dedicada también por cierto a la compraventa y restauración de clásicos. Anteriormente esta función fue llevada a cabo por “Alcatrade S.L.”, la cual cedió el testigo a la actual a principios de 2015, pero a decir verdad con ambas las ventas han sido testimoniales. Es bien cierto que el Caterham es un auténtico coche de capricho en su máxima expresión, que sólo sirve para darse un paseo por una carretera secundaria o para rodar en circuito, que su utilidad es nula y que sólo se puede emplear como segundo o tercer coche, y que además es un juguete bastante caro, pero aún así que durante 2013 sólo se vendiesen dos unidades, durante 2014 otras dos, en 2015 una y hasta noviembre de 2016 ninguna (según datos de Anfac) se me antoja demasiado poco. Si lo comparamos con los 56 Ferrari, los 10 Lamborghini o los 10 Tesla despachados en 2015 nos podremos dar cuenta de hasta qué punto las ventas son mínimas y el Caterham es un vehículo realmente exclusivo de verdad.
Y si nos referimos ahora a la gama actual disponible en nuestro país, ésta consta de 3 versiones básicas: Seven 165, Seven 275 y Seven 485.
El Seven 165 es el modelo más básico y sencillo de la gama y monta un pequeño motor de origen Suzuki de 3 cilindros y 660 cc de cilindrada con turbocompresor (este propulsor tiene su origen en los famosos Kei Cars japoneses) que rinde 80 cv a 7.000 rpm. Aunque a priori pueda parecer poca cosa, gracias a un peso inferior a los 500 kgs la aceleración de 0 a 100 se realiza en unos impresionantes 6,5 segundos. Su precio parte desde poco más de 31.000 euros, aunque la larguísima lista de opciones disponibles hace que si somos un poco caprichosos nos podamos gastar otro buen pellizco en configurarnos el coche a nuestro gusto.