por EDUARDO. Es bien sabido por todos que, desgraciadamente, nuestro país no puede presumir de una historia automovilística tan rica y extensa como la de, por ejemplo, Italia, Inglaterra, Alemania o Francia. Si nos salimos de las pocas grandes compañías que hemos tenido como Seat, Pegaso, Hispano-Suiza o Barreiros (desaparecidas todas y la que queda ya no es española…) veremos que el panorama siempre ha sido bastante desolador. Aún así, y como ya vimos en el artículo sobre los microcoches, siempre ha habido pequeños entusiastas, aventureros, emprendedores, artesanos… quienes, con más ilusión que medios casi siempre, han intentado crear algo nuevo y han emprendido proyectos que pueden ser más o menos originales o más o menos alocados, pero que sin duda han aportado riqueza y atractivo a nuestra escueta biografía. Éste artículo está dedicado a todas estas personas y a todas estas marcas y automóviles que intentaron hacerse un hueco en el mercado pero que terminaron sucumbiendo y cayendo en el olvido (casi) más absoluto. En él haremos un repaso por algunos vehículos de creación española que, como el título indica, son prácticamente desconocidos y aunque en algunos casos no dejan de ser réplicas o revisiones de un auto ya existente, no por ello dejan de tener su atractivo y su mérito. Para no hacer un reportaje demasiado extenso lo he dividido en dos partes, siendo esta primera un breve repaso a 6 coches que quizá han pasado más desapercibidos, y estando la segunda dedicada en exclusiva a dos marcas que han tenido una mayor repercusión y que seguramente sean más conocidas. Empezamos…
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por JULIO. Como ya hemos dicho más veces aquí, nos encanta la tradición automovilística británica. Es verdaderamente envidiable la pasión con la que esta gente cuida y disfruta de los automóviles clásicos sean de la época que sean. Aparte de eso como sabéis siempre ha habido algunos tipos de coche muy “british”, como los Lotus Super Seven, los Austin Healy, ese tipo de cabrio deportivo británico que da mil problemas de motor pero cuyo encanto es innegable. Hay otro tipo de coche que no se si conocéis, pero que es de extraña figura y uso, poco extendido por lares más allá de las islas británicas e Irlanda. Son los Shooting-Brake. ¿Pero qué demonios en un shooting brake? Ya sabemos que los ingleses son muy suyos y que cuidan como nadie sus tradiciones, como la caza y el golf. Forman parte de sus deportes favoritos y en los años 60 y 70 algunas marcas británicas desarrollaron una serie de modelos de curiosas formas que mezclaban la carrocería coupé y break a partes iguales. El “asunto” era poder disponer de un coupé prestacional pero sin renunciar al espacio extra de un break para llevar escopetas, palo de golf, cañas de pescar o las cestas de picnic para llevar sándwiches de pollo y termos con té. A rebufo de los británicos en el “Continente” también algunas marcas se lanzaron a probar si aquellos modelos serían capaces de “funcionar” en el mercado, aunque con bastante reticencia he de decir. Hay que recordar que por esos años no se encontraban carrocerías 5 puertas, o sea con portón trasero, por lo que la gente que quisiera llevar todo este tipo de equipo acaba con un Land Rover en las manos. Tampoco estaba mal, de ahí el concepto del Range Rover, un Land Rover pero que apartara de un plumazo a los “pobres” que quieren colarse en el campo del señorito a cazar. Y lo mejor de todo como punto álgido, os lo vamos a enseñar aquí, son los modelos especiales que han sido re-carrozados a Shooting Brake, haciendo de coches como un Aston Martin DB6 una especie de alargado coupé de extrañas pero atractivas formas. Pero veamos los shooting brake “oficiales”: Partiendo de la definición correcta: un shooting brake es un coche deportivo de dos puertas laterales y trasera tipo break con la luneta vertical y derivado de un coupé con carrocería de tres volúmenes. Con esta definición ¿qué coches "de serie" pueden ser considerados un Shooting Brake? VOLVO P1800ES Este es el Shooting perfecto, porque el P1800 ES se basa en el 1800 coupé de tres volúmenes. Podéis compararlos en la foto, pero es un ejemplo perfecto: Deportivo de dos puertas laterales y trasera tipo break con la luneta vertical derivado de un coupé con carrocería de tres volúmenes. Como veis se cumple palabra por palabra. De los 50.000 Volvos P1800 construidos solo 8.000 fueron Shooting Brake. FERRARI FF Un ejemplo actual, el Ferrari FF. Si, si, oís bien no me he vuelto loco, porque el Ferrari FF es un Ferrari F12 Berlinetta pero con el culo distinto, es un Shooting Brake, y se puede ver el concepto en estas fotos. Aunque en este caso quizá la inclinación de la ventana trasera es menor que en el Volvo, cumplimos los preceptos de Shooting Brake.
por EDUARDO. Después de repasar en la primera parte del artículo los principales microcoches europeos y conocer el contexto histórico que explica su aparición, vamos ahora a hacer lo mismo pero refiriéndonos en exclusiva a los que circularon por nuestro país. Como vimos, nuestros pequeños protagonistas aparecieron en la década de los 50 como solución de necesidad para una época de penalidades, desabastecimiento, restricciones,… y, obviamente, en España el origen es el mismo. Si la situación en Europa era desastrosa, aquí se podría calificar de dramática. Recién salidos de nuestra Guerra Civil y con el agravante del aislamiento internacional provocado por la dictadura del general Franco, fueron años de muchas penalidades y, debido a la autarquía, escasez de casi todo (incluidos alimentos…). Con estos antecedentes y unos niveles de desarrollo industrial mínimos intentar diseñar, fabricar y vender cualquier medio de transporte, y no digamos ya un coche, parecía una tarea imposible. Aún así, comienzan a florecer algunos emprendedores que, con más ilusión y oficio que medios, se lanzan a la aventura de poner en marcha un proyecto empresarial con el que motorizar el país. Se dice que llegaron a existir unos 100 pequeños constructores que, de forma totalmente artesanal y con una falta total de medios técnicos y económicos, hicieron sus pinitos más o menos serios con los microcoches. Muchos de ellos fabricaban también bicicletas, motos, motocarros… y todo lo que estuviese a su alcance, aunque por desgracia era una industria tan débil que estaba abocada más pronto que tarde al fracaso. Y es que si ya era realmente complicado poner en la calle un vehículo, tan o más difícil era luego conseguir venderlo, con una población que en su mayor parte tenía como principal preocupación simplemente subsistir. Precisamente, una cierta mejora de las condiciones de vida, coincidente con la época aperturista del régimen en los años 60, y la llegada del mítico Seat 600 en 1957 acabaron por matar definitivamente a los pocos microcoches que ya quedaban, desapareciendo totalmente del mercado para mediados de los años 60. Conociendo ya un poco mejor la (triste) historia que protagonizaron los microcoches españoles, vamos ahora a hacer un repaso por los modelos más importantes de aquella época. Es evidente que faltan muchos, como por ejemplo el Isetta, del que ya hemos hablado en la primera parte, el Cimera, el David, el AFA, el MT, etc., pero como es imposible mencionarlos a todos hemos elegido los 5 más destacados. Éstos son… GOGGOMOBIL
El Goggomobil era en realidad un microcoche de origen alemán creado por la firma “Hans Glas GmbH” y que se puso a la venta en el país germano en 1955. Estuvo en producción hasta el año 1969, vendiendo en ese periodo una nada desdeñable cifra de algo menos de 300.000 unidades. Aunque se fabricaron también en países tan dispares como Australia y Argentina, el que a nosotros nos interesa es el modelo español… Creada en 1958, la empresa “Munguía Industrial S.A.” (Munisa) es la responsable de la fabricación del pequeño Goggo en España, concretamente en la población vizcaína de Munguía. Ésta aparece cuando el grupo industrial “Beltrán Casado y CIA” decide ampliar su negocio y fabricar en España un automóvil, para lo que, después de negociar con varios fabricantes europeos entre los que se incluye VW, firma un contrato de colaboración con Hans Glas para fabricar bajo licencia en nuestro país el Goggomobil. A pesar de que este grupo empresarial era potente y tenía un alto nivel de desarrollo tecnológico (llegaron a rechazar una oferta de Seat para fabricar en exclusiva sus cajas de cambio), se toparon con multitud de trabas por parte del gobierno, que veía en esta aventura un serio competidor para “su marca” y el recién lanzado 600. Todas estas trabas consiguieron retrasar tanto el lanzamiento del vehículo (aparece en 1962) que cuando llegó al mercado ya era demasiado tarde y su momento había pasado. Con el 600 en pleno apogeo ya nadie quería un coche tan pequeño y para colmo con una diferencia de precio tan escasa (el Goggo se lanzó por unas 53.000 ptas. mientras que el Seat costaba unas 75.000). Viendo ya la firma que el negocio no tenía futuro, intentan diversificar la oferta con nuevos modelos, motores más capaces, e incluso una versión furgoneta de diseño propio que tenía una capacidad de carga de unos 250 kgs, pero, desgraciadamente, este esfuerzo tampoco es suficiente y se acaba por cerrar la empresa en 1967 con una total de unas 6.000 unidades vendidas. Centrándonos en el coche en sí, estamos ante un turismo de 2 puertas y 4 plazas (si bien las traseras son muy pequeñas) que tiene una longitud de poco menos de 3 metros y un peso de unos 400 kgs. Dispone además de tracción trasera y cambio de 4 velocidades. Los motores empleados eran bicilíndricos de 2T refrigerados por aire con cilindradas que empezaron en los 250 cc para pasar luego a 350 y finalmente a 400. Las prestaciones iban desde unos 80 kms/h de velocidad máxima del motor más modesto a unos 100 del más potente, con un consumo que rondaba los 5 litros. Lo cierto es que aunque eran muy básicos y rústicos se les puede considerar como auténticos “coches a escala”, ya que podían presumir de un equipamiento técnico que incluía suspensión independiente, dirección de cremallera, frenos hidráulicos e instalación eléctrica de 12 voltios. Hoy en día no quedan muchos supervivientes de este microcoche vasco, y los precios parten de unos 6.000 euros para una unidad que presente un correcto estado de conservación. Ya por último y como curiosidad, comentar que en su población natal existe un monumento dedicado a este simpático microcoche, prueba sin duda del orgullo que aún sienten sus habitantes por él. |
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