Después de trabajar durante años como ingeniero en la planta de Lamborghini y de vender deportivos en Los Angeles, Zampolli decidió montárselo por su cuenta para plasmar sobre el papel aquella idea que llevaba tiempo dando vueltas. Y dónde mejor que Módena para comenzar su sueño, la cuna de los deportivos.
El Cizeta fue presentado en el Salón de Ginebra de 1988 con gran expectación. Durante 1991 el coche ya se encontraba a la venta y los primeros pedidos salieron de la cadena de montaje. Con un precio cercano a los 600.000$ la lista de pedidos empezó a engrosar nombres hasta el punto de que Zampolli dudaba dar abasto con el total de 12 unidades al año que tenían previsto fabricar. "Incluso si quisiéramos fabricar 50 unidades al año no podríamos simplemente porque tendríamos que contratar al doble de personal y hoy en día es muy difícil encontrar a gente cualificada para construir estos coches de forma totalmente artesanal" decía asombrado Zampolli, "seguirán en construcción mientras los clientes lo soliciten". Así, dentro de sus listas aparecían nombres como el Sultán de Brunei (el cual adquirió 2 unidades) o Nobuo Harada, dueño de la mayor colección de coches antiguos de Japón.
El proyecto Moroder murió oficialmente en 1996 aunque se intentó darle vida de nuevo al coche, con ligeras modificaciones en 2003. En agosto de ese año en el concurso de elegancia de Monterrey, fue presentada una nueva versión de Cizeta, el Fenice TTJ Spyder, que diseñado tmabién por Marcello Gandini era basicamente una evolución poco creativa del Moroder. Fue un simple ejercicio de estilo por lo que no pasó a producción.