El pabellón de Cristal de la Casa de Campo era el lugar donde estaba ubicado este salón y hay que señalar que constaba de 3 plantas. La 1º estaba dedicada a la exposición de los vehículos en venta de particulares y a todo tipo de puestos variados: recambios, herramienta, camisetas, revistas y libros, slot, merchandising, etc… La 2º era prácticamente un monográfico sobre el mundo de las 2 ruedas, siendo la 3º para mi gusto la más interesante ya que se centraba en los automóviles y albergaba las mayores “joyas” de la exposición. Entre los stands más destacados de esta última podríamos citar a los dos de Seat (uno con prototipos como el Fórmula o el Tango, y otro con modelos históricos como el 1200 Sport “Bocanegra”, el 124, el 131, o el Ibiza 1.5 que perteneció al por entonces Príncipe Felipe); los de profesionales del sector como Pueche, Lumbreras, Cochera, o Cars 1247; o los de diferentes clubs y asociaciones como el Club Seat 124, Club Amigos del Renault 4/4, la escudería Repsol, o Militaria.
También cabe destacar los magníficos ejemplares expuestos en el stand de la relojera Frederique Constant , ya que se trataba de los participantes del concurso de elegancia, siendo en esta ocasión los vehículos descapotables anteriores a 1940 los elegidos para la competición. El ganador por cierto fue un precioso Hispano-Suiza HS26 de 1934.
Igualmente se podrían mencionar otros stands como el de Porsche, que contaba con un 911 Targa clásico junto a uno actual, y la exhibición de varias unidades de los espectaculares BMW Alpina por parte de la revista “Coches Clásicos”.
En el exterior del recinto también había cosas interesantes que ver, ya que se habilitó un aparcamiento para que los visitantes que llegaban en autos clásicos pudieran aparcarlos allí y así poder ser contemplados por los asistentes. Eso sí, un poco más de rigor a la hora de permitir la entrada a ciertos vehículos no estaría de más…
Luego está el espinoso tema del precio. 14 euros en estos tiempos que corren me parece excesivo para lo que ofrece, y lo cierto es que ha habido bastantes quejas por este tema (los precios dentro también eran altos en general y de las tarifas de las cafeterías ya no hablemos…). Recuerdo que la entrada de la pasada Retroclásica de Bilbao eran 10 euros con el añadido de poder ver el motorshow, por lo que si comparamos ambas estos 14 euros “escuecen” un poco más. Eso sí, debo añadir que la organización me pareció excelente y a ese respecto no tengo ninguna crítica que comentar.
Hasta aquí esta crónica personal del ClassicAuto 2015. A continuación os dejamos con algunas fotos de cosecha propia. Si queréis ver más os recordamos que hemos creado una carpeta dedicada a este evento en nuestra cuenta de Flickr. (https://www.flickr.com/photos/127950305@N04/sets/)