El Alfa Romeo 8 (por el número de cilindros) C (Competizione) fue presentado por primera vez al público en forma de prototipo en el Salón de Frankfurt de 2003. Alfa pretendía recuperar la grandeza de antaño con un deportivo que automáticamente se convirtiese en un automóvil icónico, una creación de esas que se convierten en clásicos instantáneos antes siquiera de salir a la venta, y para ello contó con la colaboración de otras dos marcas legendarias: Ferrari y Maserati (encuadradas dentro del mismo grupo en aquella época).
Hubo que esperar tres años, concretamente hasta el Salón de París de 2006, para conocer la versión definitiva del 8C, aunque finalmente las diferencias con el prototipo inicial fueron mínimas (pequeños detalles funcionales necesarios para la pertinente homologación). Como corresponde a un deportivo realmente exclusivo, la producción se limitó a tan sólo 500 unidades, vendidas todas ellas antes siquiera de que comenzase la producción (se dice que las peticiones en firme superaron las 1.200), y aunque las cifras varían ligeramente de una fuente a otra, lo que está claro es que Italia, Estados Unidos, Alemania y Japón fueron los países en donde más ejemplares se vendieron. Añadir que su precio rondaba los 185.000 Euros y que, aunque la oferta de colores disponibles incluía el negro, blanco, amarillo o azul, más de la mitad de los 8C fabricados salieron de fábrica pintados en el famoso color rojo característico de los deportivos italianos.
Como suele ser habitual entre los grandes deportivos, posteriormente (Salón de Ginebra de 2008) se presenta la versión cabrio, conocida como 8C Spider, que completa la gama. De nuevo la producción se limita a tan sólo 500 unidades, siendo el precio de esta variante en nuestro país de poco más de 230.000 Euros. Al parecer, 5 de estos Spider fueron destinados a España y, aunque desconozco el dato exacto para la versión coupé, supongo que la cifra sea muy similar dado el carácter tan exclusivo y elitista de este Alfa Romeo.
La producción de estas 1.000 unidades del 8C en sus dos variantes duró hasta el año 2010 y aunque no ha tenido ningún sucesor directo, varios modelos de la marca italiana han heredado en mayor o menor medida soluciones, rasgos, tecnología, etc, de este hermoso deportivo.
Pasando ahora a comentar sus características técnicas, estamos ante un biplaza de configuración clásica (motor delantero longitudinal y tracción trasera) con una carrocería construida en fibra de carbono. El propulsor se sitúa por detrás del eje delantero y la caja de cambios por delante del eje trasero (configuración transaxle) con el objetivo de mejorar el reparto de pesos, logrando así una casi perfecta distribución de 50/50. Por contra, su peso no es que sea excesivamente liviano y se va a casi 1.600 kgs para la versión coupé y unos 100 kgs más para la versión cabrio.
El propulsor, como no podía ser menos, es otra obra de arte de la ingeniería. De origen Ferrari y montado también en el Maserati GranTurismo (aunque en una versión de menor cilindrada, en concreto un 4,2), el 8C equipa un V8 atmosférico a 90 grados de 4.691 cc de cilindrada con bloque y culatas realizadas en aleación ligera y que cuenta con 4 válvulas por cilindro y distribución variable en admisión. Alcanza los 450 cv de potencia a 7.000 rpm y desarrolla un par de 49 mkg a 4.750 vueltas, ofreciendo además un sonido glorioso que pone los pelos de punta, hasta tal punto que está considerado como uno de los motores con mejor sonido de cuantos se han creado. La caja de cambios por su parte es de 6 velocidades de tipo secuencial robotizado y cuenta con diferencial autoblocante.
Llegados a este punto, tan sólo nos queda hablar del vil metal. Personalmente estoy convencido de que estamos ante uno de los Alfa más coleccionables y deseados de las últimas décadas, un automóvil que nació siendo ya un clásico (algo parecido a lo que ha ocurrido con el 4C pero a mayor escala) y que cada día que pase su cotización irá en ascenso irremediablemente. No es un coche perfecto y de hecho tiene varios puntos débiles, pero la belleza de sus líneas, el que sólo se hayan fabricado 1.000 unidades y por tanto sea un modelo muy escaso, y, por que no decirlo, que es un Alfa Romeo, hacen de él un claro candidato para engrosar las filas de cualquier colección de autos míticos que se precie.
Hacerse hoy en día con una unidad requiere ya un desembolso superior al de su valor cuando era nuevo y todo indica que a medida que pasen los años esta tendencia irá en aumento. En nuestro país no hemos encontrado ninguna unidad a la venta, por lo que los interesados en un 8C habrán de dirigirse necesariamente más allá de los Pirineos. Italia y Alemania son los mercados donde vamos a encontrar más oferta (especialmente el primero), y los precios parten desde unos 230.000 Euros, llegando las unidades más caras hasta los 350.000. Es curioso observar como la carrocería no influye en el precio, por lo que podemos encontrar Spider más baratos que su hermano Coupé, y digo lo de curioso porque en su momento uno era casi 50.000 Euros más caro que el otro, por lo que se deduce que el mercado de ocasión ha igualado sus cotizaciones. Como es de esperar en este tipo de vehículos tan exclusivos y especiales, el estado que presentan todos ellos aparenta ser impecable y sus kilometrajes son siempre inferiores a los 20.000 kms (muchos tienen incluso menos de 10.000 kms), por lo que su compra se podría considerar casi como un re-estreno.
Y para aquellos a los que el Alfa Romeo 8C no les ha convencido y aún dudan de si un automóvil puede ser arte, en el próximo artículo os vamos a traer la prueba definitiva, una auténtica genialidad fabricada de forma totalmente artesanal que asombró al mundo hace apenas 4 años… No os lo perdáis!!!